Domingos como los de ayer me hacen pensar que vamos mi cariño que todo está bien, que no importa esto de pensar y pensar, que no importa que no me llamaste y me quedé con toda esta incertidumbre que a esta altura me da risa, que el año que viene está acá nomás, que que carajo vas a hacer con tu existencia, que esto y aquello en un tupper de tapa verde fluorescente porque me sobró arroz con atún.
Domingos como los de ayer, sumergida en la pileta de agua no tan helada como el canal, con asado y ping-pong-ping, al sol, al sol brillante, tomando helado de lemon pie, tomando cerveza negra a las dos de la mañana, aunque me tenga que levantar temprano... esos domingos que dejan pasar a estos Lunes enamorada de Tony Soprano mientras recorto palabras de papel recortadas en recortes para pegar en la pared.
Esos domingos me dicen que ya llegó el verano, que no estoy sufriendo tanto.
Menos mal.
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