fredag, august 24, 2007

I always cry at endings.

Cuando yo era chica tenía dos primas de mi edad en Misiones, que venían a visitarnos de vez en cuando, sobre todo en verano. Cuando venían, yo me quedaba a dormir en la casa chiquita de Urca, y tomabamos tereré mientras jugábamos a la casita robada abajo del árbol de moras que estaba en la vereda.
Cuando yo era chica, nos juntábamos tods los primos en la casa chiquita de Urca una vez cada tanto (porque costaba mucho juntarnos a todos) a comer ñoquis que amasaban mis tías con la receta esa que ninguna aprendió y que hoy me arrepiento.
Cuando yo era chica, durante el carnaval salíamos a andar en rollers con miedo a que las bombuchas (o los baldazos) se nos reventaran en la espalda, y cuando terminábamos empapados, raspados, moretoneados, embarrados, nos ibamos a comer chocokrispis a la cocina chiquita de la casa chiquita de Urca.
En la casa chiquita de Urca todo era chiquito: la heladera, la cocina, el comedor, el baño, las piezas. Hasta la dueña era chiquita, de paso lento, de hablar bajito... había dos cosas que no eran chiquitas en la casa chiquita de Urca: la puerta de entrada y los rulos de la dueña.
Ayer, la dueña de la casa chiquita de Urca, con su paso lento y sus rulos grandes estaba durmiendo la siesta, y decidió irse... porque ya andaba demasiado cansada. Había muchos años, muchos hijos, muchos nietos, muchos bisnietos, muchas alegrías, varias tristezas, muchas moras, muchos ñoquis, para ese cuerpo tan chiquito. Así que se fue y me dejó pensando desde ayer en cual sería la mejor forma de describir lo que me pasó cuando ella decidió irse.
Lo que me pasó fue que me dió mucho miedo de que los demás pensaran que yo era muy cruel, porque a mi me puso contenta que se fuera... yo ya sabía que ella andaba extrañando mucho a los que ya se fueron, y que mucho no le quedaba por hacer acá.

Ella es la madre del gran pez, y como gran pez madre, she belongs to the river... she is the river. Yo todavía tengo cosas para hacer acá, y ellos también... ella tenía que irse, porque nos tiene que esperar... tiene que esperar a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, y a los hijos de sus hijos de sus hijos...

Y ahora, como dice una sabia amiga mía, ya no hay que preocuparse... porque Monona ya está en el río.

2 kommentarer:

Romi.- sagde ...

se me pianto el lagrimon.
me pasó algo similar con mi nono. pero el no era el gran pez, o tal vez sí. quien sabe...

hermoso lo que escribiste, es hermoso la forma en la que cada uno mantiene el recuerdo del otro. todos los recuerdos son diferentes, de inmensa intensidad.

un abrazo grande

Anonym sagde ...

con sus perlas y las uñas bien pintadas...

=)


besos!

I am not young enough to know everything.
·Oscar Wilde·

Soy Fotógrafa.

Ya fue