Resulta que inspiro amor.
Amor profundo, amor de me enamoré de vos, amor de sos tan linda, ese amor. Amor de A mayúscula, amor de Julietas y Romeos, amor de adolescencia. En el último mes me lo dijeron unas diez veces, mínimo.
Pero qué te crees? Me diría cualquiera que leyera esto. Y ese es el problema. Yo no me creo nada. No creo en ese Amor. No creo en ese amor y por eso yo también me enamoro una vez por semana. Me enamoro de chicos con ojos oscuros y pelo revuelto en boliches. Me enamoro de chicos bonitos y rubios con la mirada pícara en el patio de La Casa. Me enamoro de chicos de sonrisa amplia y rulos grandes en el colchón de goma espuma que está tirado en el garage.
Todos esos chicos, todos, tienen algo que hace que yo me pierda, que no entienda porque estos chicos (porque son chicos) son los que me hacen cosquillas en la panza y no los hombres, como debe ser. O como dicen que debe ser.
Por ahora viajo, como siempre. Viajo con la cabeza, viajo con el cuerpo...
Y doy besos. Doy besos a montones como Leonor Conde cuando sabía que se iba a morir. Porque sé que me voy a morir. Y no quiero morirme sin haber besado todo lo que pude.
2 kommentarer:
envidio-te... no de que se enamoren de vos, sino de tu posibilidad de enamorarte. Desde la última vez (que tal vez también fue la primera vez) me cuesta enamorar-me... ya volverá, me digo. A veces hasta me creo.
:) suerte que volviste a escribir.
"...Como Leonor Conde cuando sabía que iba a morir..."
¿Es un libro?. Quisiera saber :)
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