Casa Habitada.

De repente nos dimos cuenta de que las perdes estaban llenas de vigas. Vigas duras que no nos permitían ni un clavo.

Despacio y con esfuerzo, tanteamos cada pared. Con la mano, con un martillo, a veces suavecito, a ver con mas ímpetu. No sabíamos que iba a salir de todo eso.

Con acrílico pintamos macetas y paredes y telas que ahora cubren sillones. Con tanza hicimos una red que sostiene ahora globos y más adelante seguro sostendrá otras cosas. Con tubos fluorescentes iluminamos un patio interno de distintos colores. Hubo hamburguesas con rúcula y tomate. Hubo fernet y cerveza.

Creo que las baldosas rojas temblaron de tanto bailar. Creo que los canteros con flores recién puestas hicieron de sillón para más de uno que quisiera fumarse algo y charlar. Creo que las paredes se estremecieron con música y palabras y risa.

Suena cursi, yo ya sé, pero esta Casa me devolvió las ganas de escribir.