Untitled VII

De repente estaba dormida.
Me parece que fue justo ahí por el camino verde. Veníamos todos, conversando y así como si nada, sin que yo me pudiera dar cuenta, sin que nadie se pudiera dar cuenta, sucedió.
Creo que debo haber estado así, como por un par de días... recostada en el pasto amarillento de la loma; a veces seco, a veces húmedo. Supongo que debo haber pasado por el mismo lugar varios días, con todos, conversando, sin haberme visto ahí tirada en eterna narcosis.
Se ve que no me di cuenta.
Nadie se dio cuenta.

¿Cómo despertar, entonces?
De haberme visto, es decir, de haber tenido la capacidad de darme cuenta de que era yo la que estaba ahí completamente inconsciente, hubiera sido fácil. Me daba un buen sacudón a mi misma y punto. Pero no.
Mi parte dormida -¿era una parte? no, era un todo... entonces ¿cómo explicarlo? ¿mi yo dormido? no, tampoco. no era un cuerpo aparte, no era el éter, no era un espiritú, ni el alma, era yo. yo misma. mi duplicidad. toda yo.- era invisible.

Hasta que hace poco la ví.
Todavía no la puedo despertar, no me puedo despertar.
La chica que pasa caminando con todos, conversando, por la loma de pasto amarillento, a veces seco, a veces húmedo, gira levemente la cabeza y se mira a si misma, a su duplicidad, a su propia y exacta identidad, dormida. Pero no puede hacer nada.

Alguien que me ayude a despertarla.