Terminus.

Fue un fin de semana revelador. Para que mentir.
Ahora tengo los hombros colorados y tirantes, pero que lindo estar al borde de la pileta hablando del universo mientras se le raspa el fondo al melón con la cuchara.
Tengo la agendita del trabajo llena de anotaciones que no me importan, y tengo esto otro enredado entre los pies, así como cuando uno sacude pero no lo piede terminar de despegar y siempre vuelve a hacerte cosquillas en los tobillos, en la panza, en el pecho. A eso otro a veces no lo banco, porque no me da ni una pista.
La agendita de la vida, ni me alcanza te diría.