Verborragia.

Hoy me pasaron tantas cosas que necesitaba ese té con leche y miel.
Hoy resolví varias cosas.
Me puse en marcha con las más importantes, lo cual me provocó esa sensación de realización o plenitud o como quieras llamarle a cuando se te infla el pecho así así y tenés los cachetes colorados o te duele sonreir.
Hoy en el laburo me hicieron ciertas cosas.
De esas que te hacen sentir muy chiquitita, te hacen poner la voz de flan. Cuando decís claro claro pero en realidad estás haciedo fuerza para que no te salten las lágrimas porque vos villera con cero aptitudes para nada que hoy no moviste un pelo no te merecés verme llorar por semejante estupidez. De sentirse un rollo de papel higiénico el 65-70% del día, más o menos así.
Hoy pensé en ciertas personas (personas-cosas también).
No se hace. ¿Que parte de no se hace no estás comprendiendo, querida? Esto así no va, necesito que me pongan de nuevo en el escalón en el que estaba, que era tan cómodo ahí. Estaba calentito y todo. Acá es como que no tengo de donde agarrarme. Yo sabía.
Se me hace tarde, y tengo que hacer pollo a la plancha con curry. Este día no se termina más, y no sé como hacer para frenarlo, porque yo en realidad nunca arranqué. Es como si me hubieran empujado de la alfombra mágica que había en Carlos Paz, de esas que te tirabas con bolsa arpillera, cuando fuimos al viaje de estudios de sexto grado. ¿O fue en la Falda?
La alfombra mágica es en Carlos Paz, estoy segura.
Este blog cumplió dos años y nadie se dio cuenta. Que mal la dueña che.