Girl Next Door.

El otro día escribí muy largo sobre muchas cosas, y después como una estúpida cerré la ventana, así, sin reparos.
Primero me enojé por ser tan estúpida. Después me di cuenta de que mucho no me gustaba lo que había escrito. Y ahora me arrepiento. Es raro, pero by the end of the day, me gustaba lo que había quedado de eso.
Ahora en cambio, tengo un montón de color a montañas en el fondo de los ojos, y de restos de olor a humita y bagna cauda en la nariz. Me quedó el gusto a fernet con coca en la boca, de tanto juntarme en casas riojanas a perder el tiempo y los joker jugando al jodete... y perdi palitos también.
Me quedó la risa de un viejo malandra que es medio borracho y maneja un Fiat uno que es un cachivache en los oídos, y la apunada en la espalda.
Porque pasar una semana non sancta en la Rioja es una de las mejores cosas que te puede pasar, para sentirte al mismo tiempo una girl next door y una bruja escondida en el hueco pasando Sanagasta, que no se anima a salir del todo... porque eso implicaría revelar esta identidad que en definitiva, no está tan engualichada.